27 mar 2012

La isla de Miyajima.


Aquella mañana, tras un opíparo desayuno...



...la familia de Hiroko, con colado incluido (yo) nos dirigimos a una excursión de dos días y una noche a la ciudad de Hiroshima. Dentro de los atractivos que esta ofrece, la familia ya había escogido dos. Ellos también escogieron el hotel y pusieron el auto familiar. Yo solo me dejé guiar.

Viaje en autopista. Las autopistas en Japón suelen ser estrechas, elevadas en muchos lugares (así no perturban valiosas tierras de cultivo) y con altas paredes en varios lugares, para proteger de los vientos.

Llegamos a un descanso en la autopista... bastante bonito para ser un simple descanso, debo decirlo.

"The First Toilet". Más adelante había un "The Second Toilet".




El anuncio de Coca-Cola en la máquina hace alusión a que el 2012 es un Año del Dragón.



Al centro, la mamá de Hiroko, la sra. Masako; a la derecha, mi cuñado, Nori-kun.

Un bollito de mochi asado.

Pollo.


A veces me da por hacer el ridículo. Aparentemente a mi cuñado también.


El carrito familiar.



¡Nieve! Pero solo pasamos junto a ella...


La autopista no permitía ver mucho de la ciudad, una vez que entramos a ella, pero debo decir que fue impresionante pasar por un puente -- no, más bien un trébol completo, una intersección de autopistas, dispuesto como puentes sobre el mar. Lamentablemente, esto tampoco alcanzó a salir en la foto.

Pero sí pude tomar una foto a una de las estaciones del tranvía local.


Nuestro hotel, el Grand Prince, está en la punta de una península. En tiempos de la 2a. Guerra Mundial, esta zona de la ciudad era militar.



El Grand Prince Hotel impresiona con su lobby.



Tras registrarnos y ocupar las habitaciones, bajamos rápidamente a cubrir el objetivo del día: visitar la isla de Miyajima.


El hotel está altito, y además frente a un pequeño muelle desde donde sale un ferry hacia la isla, muy convenientemente. 




Los suegros ya habían comprado el boleto del ferry en el lobby del hotel, así que solo hubo que esperar un poco.





Desde afuera se ve más bonito, pero no aguantamos mucho la brisa marina de enero.





El viaje no dura sino unos 10 o 15 minutos, tras de los cuales llegamos al muelle de Miyajima.

Esta isla ha sido un destino de peregrinos durante mucho tiempo. Se dice que toda la isla es sagrada, motivo por el cual el templo principal está justo en la costa. 

Hoy día, Miyajima es un pueblo diminuto que vive para dar servicio a los muchos turistas que la visitan. Buena parte de la isla está bajo protección del gobierno.





Uno llega directo a un parquecito, donde te reciben pinos y venados.





Venados, muchos venados, con los cuernos limados para evitar tragedias, rondan libremente por el pueblo.




El objetivo principal del turista es el templo de Itsukushima.

La estación principal de ferry (no es a donde llegamos).


Muchas tienditas en el pueblito flanquean el camino entre los ferries y el templo.

Una bicicleta de tipo mamachari, como las que quiere Hiroko, de baja velocidad y con su canastita para llevar el mandado.




Entre otras cosas, Miyajima es famosa por sus ostiones.




 
No obstante lo antiguo, lo histórica y espiritualmente significativo del lugar... tiene una mascota moe.

Cerveza artesanal.



Los papás de Hiroko llevaban esta revista turística, donde recomendaban el restaurante en el que decidimos comer.



El restaurante se especializa en ostiones, en todas sus formas. 









Aún más cosas, comida y tienditas por las calles.






Finalmente llegamos a los terrenos del templo.



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En el siguiente post: el templo de Itsukushima.