En lo triste, hubo varios fallecimientos, algunos inesperados, alrededor de mi familia y amigos. Eso no es nada deseable nunca, pero creo que en la época navideña, donde el corazón de por sí se pone más sensible, es realmente gacho. Pero Dios sabe por qué hace las cosas y lo que nos queda es rezar, resignarnos y seguir adelante, con la alegría que nuestros seres queridos quisieran que tuviéramos en nuestras vidas.
Otra cosa mucho más mundana... que no hubo dinero. Pinche crisis. Así que la navidad fue más de "regale afecto, no lo compre".
En lo chilo, tres amigas de mi novia Hiroko vinieron de Japón: Satomi, Minori y Chikami. Satomi y Minori forman junto con Hiroko el típico trío inseparable; se conocieron en la universidad y a pesar de que viven en ciudades diferentes, se juntan dos o tres veces por año para viajar. Las tres, por lo tanto, saben español (las tres estudiaron la carrera de idiomas). Chikami, por su parte, es amiga del trabajo de Minori y este fue su primer contacto con nuestro idioma y nuestra cultura. Así que pasar navidad en mi casa fue, por lo menos, muy interesante para todas ellas. Para nosotros, fue un placer tenerlas aquí, pues volvieron muy festiva una celebración que de otra forma se habría visto un tanto opacada por los factores mencionados anteriormente.
Tuve el placer de hacer de co-host con Hiroko: fuimos por ellas a San Diego; también me tocó ser invitado a una reunión que hicieron en casa de Hiroko (que merecerá su propio post) e hice de guía en Ensenada. Les debo las fotos, porque Hiroko las tiene en su cámara, y ella anda ahorita con las muchachas en Los Angeles.
Yo, por mi parte, he descansado estos últimos dos días, disfrutando de estar en mi casa, con mis papás. De año nuevo no haré nada en especial (traigo algo de migraña)... pero, no, me equivoco. Haré dos cosas:
- Este post, para desearles a todos ustedes un hermoso año 2009, así como una feliz navidad (algo atrasada, aunque según el calendario litúrgico católico, estoy a tiempo). Deseo de todo corazón que tú, lector, crezcas como persona, seas más feliz y (seas religioso o no) que sientas el abrazo del Amor que todo lo puede.
- Reflexionar un rato, antes de dormir, acerca de lo que pasó y lo que pasará. Supongo que todo el mundo lo hace.
En resumen, no me puedo quejar. Y la verdad es que nunca podría, por muy feo que hubiera parecido el año, pues si de algo estoy seguro es de que Dios me ama y si tengo retos, es porque Él guía mi vida y podré con ellos. Dios confía en mí, así que le daré con ganas.
Cualesquiera que sean sus creencias, lectores, un gran abrazo y a darle, con valentía y entusiasmo.
Muy feliz año nuevo.