24 nov 2021

Gratitud

Tengo una semana de vacaciones: mi empresa la ha nombrado "la semana del agradecimiento", como extensión al Día de Acción de Gracias y también en reconocimiento de los esfuerzos en tiempos de COVID.

Junto a la anticipada semana, la cual cayó como un respiro a muchos, la empresa nos dio un regalito. Sería algo especial, de edición limitada, como siempre; algo que tiene más valor por haberte tocado, por haberlo merecido, o al menos por haber estado en el lugar correcto y en el momento correcto.

Dado que casi todos trabajamos remotamente, la logística fue mucho más complicada que en el resto de las (ahora contadas) ocasiones en las que nos ha tocado recibir algo así; usualmente uno va a algún lugar dentro de la oficina y ya. Esta vez tuvimos que confirmar nuestra dirección de envío con semanas de anticipación. Se nota que le echaron ganas.

El más cínico podrá decir que es solo una pieza de publicidad interna; que están comprando nuestra preferencia por otras opciones de trabajo, sobre todo dado el mercado laboral actual. Yo no creo que sea así; en el esfuerzo se nota la intención.

Tal vez por eso hubo tanta emoción con respecto al detallito. Algunas personas comenzaron a recibirlo; sus mascotas se metían en las cajas y eso se volvía una foto para el Slack interno. Comenzaban a llegar pistas de qué sería el regalo. A mí de plano me revelaron qué era el viernes pasado, justo antes de las vacaciones.

El regalo fue una cobijita. Está bordada con un motivo derivado del logo de la empresa, pero no parece propaganda comercial. No lo es; en la caja llegó también una nota de agradecimiento de los dos líderes más visibles de la empresa. Muy buen swag.

Me llegó el lunes.