"Lo siento, querida, no podré ir al parto de nuestro
primer hijo porque debo hacer unos reportes muy importantes." Cierto que me absorbe el trabajo, y no quiero que sea así. Hoy me ha dado melancolía por eso.
Mi mezcolanza es mucha dentro y fuera de mis horarios de trabajo: pienso en el trabajo mientras no estoy haciéndolo, y me distraigo mucho cuando debería estar en él.
Eso es algo que abordé ayer con mi psicóloga. Es como si una parte de mí, la parte que quiere distraerse y relajarse (porque se lo merece) quisiera salir, pero suele estar reprimida por mi parte perfeccionista, pero aburrida. Yo quiero trabajar
y divertirme. Necesito unir ambas partes.
¿Por qué trabajo, a fin de cuentas? ¿Porque me gusta, porque gano dinero, porque... qué?-------------------------
La verdad es que me gusta lo que hago; solo que se me olvida. Suele sucederme cuando estoy hundido hasta el cuello en
lo operativo, es decir, en las cosas que
tengo qué hacer. Hace tanto que no abordo un proyecto de programación
¡por gusto!Aunque en Ingenio SI, nuestra empresa, es cosa aparte... y ahí, la compañía de mis amigos y el placer de trabajar juntos en algo es suficiente para motivarme. Espero que así suceda con ellos también. (Aunque realmente quiero ya comenzar a percibir dinero por eso, jeje.) Pero en realidad voy
con gusto. Y allá, soy más productivo que acá, en mi oficina.
"Claro, Ramírez, pasa y ponte cómodo... siéntate y sube
los pies si quieres; aquí todos somos importantes..." Ingenio tiene otra cosa que lo hace atractivo: su potencial como
negocio. Ha habido gente que se nos ha acercado con intenciones de ayudarnos, de dar... y otros, para ver de qué manera puede haber un "dando y dando" o, mejor aún, un "dame mucho y yo te doy lo menos posible."
Esta última gente me da calosfríos. Para ellos,
la vida es un negocio. Este tipo de gente termina comportándose como máquinas de hacer dinero, pues en él ponen su confianza... y los que trabajan para ellos sufren los mismos rigores, con la diferencia de que el dinero no es para ellos...
...terminan
no viviendo para trabajar. (¿Te suena conocido?)
"...nomás cuidadito con manchar el escritorio, y
por cierto, necesito este reporte muy importante de 500
páginas mañana a primera hora... y hazlo como si
te interesara conservar tu trabajo." -------------------------
Hoy, en la tarde, me tocó ver "
The Family Man". [
¡ATENCION: detalles de la trama a continuación!] En ella, Nicholas Cage interpreta precisamente a uno de estos personajes, que no le importa poner a sus empleados y colaboradores a trabajar en Nochebuena: a él solo lo motiva un gran proyecto que está por concluir y - hey, qué sorpresa - está solo. No conoce el amor desde que dejó a su ex-novia de la universidad para irse a estudiar leyes a Londres... y particularmente le vale. O eso cree, hasta que algo extraño sucede y ahora está viviendo la vida alterna de lo que hubiera pasado si no hubiera dejado a esta ex-novia. [
Fin de los detalles]
Yo me quedé viendo... y contemplando. Al final, el personaje decide su destino (eso no cuenta como "detalle", ¿verdad? =P. Me quedé pensando, "si me engrano en 'la empresa', cualquiera que ésta sea... ¿no me pasará lo mismo? Carajo, yo sí quiero el amor de una familia, aunque no sea nunca multimillonario... y si no lo soy, igual y no me va a pesar, de hecho."
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¿Qué nos motiva a trabajar? ¿Ser mejores? ¿Brindar un servicio? ¿Ganarse la vida? ¿Ser... un negocio ambulante?
Luego de la película recordé todo lo que tenía que hacer, y me vine a la oficina a calificar tareas. Vine, pero pensando más bien en mis alumnos... en el reto que significa orientarlos, en las ganas que tengo de poner mi granito de arena para que sean buenos profesionistas, y lo importantes que son las materias más básicas de sus carreras, como Programación. Trabajé muy animado hasta que fue hora de la misa.
El Evangelio giró en torno al Joven Rico. Este personaje es el fulano que va y le pregunta a Jesús: "Oye, Señor, pues mira, yo sí creo en ti y siempre he respetado los Mandamientos; ¿qué más tengo qué hacer para ir al cielo?" Y Jesús le responde: "Ah, mira, muy fácil: primero ve y deshazte de lo que tienes, y luego ya vienes y me sigues." Y el vato se fue awitado porque era
rico, pero no necesariamente
rico de
tengo muchos bienes (que de hecho sí lo era, dice la lectura), sino más bien de
le tengo mucho apego a mis bienes, tanto que no concibo cómo vivir la vida sin ellos.
"¿Cómo?, ¿donar a caridad en el presupuesto
del trimestre?, ¡ja! ¿Dónde quedaría la
suscripción de los ejecutivos al club de golf?" Jesús como que se awita también y da la lección del día: "Es más difícil que pase un camello* por el ojo de una aguja, que un
rico (ver definición anterior) en el Reino de los Cielos." Y claro que los discípulos (los Doce, y todos los demás) se le quedan viendo, seguramente con cara de "WTF?". Así que Jesús tiene que explicarles su definición de
rico.
La curada es que hoy día, en todo caso, ¿quién no es rico? A ver, tú, lector: desapégate de todo lo que tengas, con esa tranquilidad: que no te importe la computadora que usas para leer este blog (si es tuya =P), o tu ropa, tu quincena, o incluso tu casa y tu comida (si nos portamos extremos). Es decir, que no te importe perder, o ceder, o prestar a sabiendas de que puede no regresar o le pueden dar mal uso o le pueden pasar mil cosas a cualquiera de las
cosas que
posees. ¿Verdad que está café? Al menos eso pensé yo.
Pero se puede. Alguna vez sí fui
pobre, y quisiera recuperarlo... sé que se puede.
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Es que sí conozco a gente que no es "rica". Alma, mi cuñada, ha pasado por mil y una cosas, sosteniendo un colegio y a su familia junto con mi hermano Rodolfo, y siempre ha dicho: "El dinero va y viene". La verdad es que nunca ha tenido mucho, pero siempre ha tenido suficiente... no solo dinero, sino amor, a pesar de todas las broncas que pueda tener (y a veces son feas). De modo que sí, se puede no tener ese apego. Solo que es raro.
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No me malentiendas, lector. No quiero sermonearte.
Más bien al revés. Me estoy sermoneando solito.
Porque, sí, como concluí con mi psicóloga,
quiero trabajar menos y ganar más, para disfrutar más, obvio. Y también quiero
disfrutar más de mi trabajo, y también de mi descanso.
"...pero si yo me relajo trabajando..."
Si algo no quiero ser, por muy empresario que sea, es ser un
negocio ambulante. Tengo otro amigo, cuyo nombre no menciono, que encontré hoy afuera de misa (sí, la misma misa de
el joven rico) y ya estaba hablando de su negocio. Es muy buen amigo cuando se le necesita; me ha tocado eso. Pero ya lo he tratado en plan de negocios y la neta no me late... siento, aquí entre nos, que él es
rico de los que le dan demasiado valor a las cosas - o tal vez, más bien, al
trabajo que genera las cosas, pero tanto, que de repente se le olvida que, antes que trabajadores, somos seres humanos... y termina por descuidarse en lo físico y también (y eso es una percepción muy personal) podría terminar descuidándose hasta en lo humano... y convertirse en eso que yo no quiero ser.
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En conclusión: quiero ser mejor trabajando... y mejor viviendo. Quiero dar más a todos cuando trabaje, y darme más cuando descanse... no olvidarme de vivir, es decir, y mientras tanto, por muy apurado que ande, darme el tiempo para respirar profundo y disfrutar del azul del cielo o poder pensar en la inmensidad del cosmos estrellado. A fin de cuentas a uno le pagan por
hacer, no por
trabajar.Prefiero eso a un
negocio ambulante o, lo que es peor, a un
joven rico.
Despedido por no vivir... es que el
sistema de nóminas de la empresa no
admite a gente que no esté viva. Y tú, lector, ¿para qué trabajas?
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Por cierto, no me acuerdo en dónde leí que "el camello por el ojo de la aguja" es un error de traducción: parece que las palabras griegas que designan al camello y a las cuerdas muy gruesas para amarrar embarcaciones son muy similares. Digo, igual se entiende el pasaje, pero ¿qué es más lógico que uno quiera ensartar por el ojo de una aguja...? (Esto fue un asterisco a la Nacho, jeje.)