Con el año nuevo ya encima y las temperaturas poco benevolentes, el siguiente día a nuestra llegada conocimos un poco de la ciudad de Okayama.
Ningún día pude evitar, sin embargo, fotografíar los varios rincones (tan japoneses) de la casa de mis suegros.
Es cierto: la policía en Japón tiene mascotas. La policía es una responsabilidad de la prefectura (el "estado") y no de la ciudad (el "municipio"); cada prefectura tiene, pues, su cuerpo de policía diferente - y cada uno de estos tiene su propia mascota. Aquí se alcanza a distinguir un poco la mascota de la policía de Okayama.
Por el camino, varias construcciones, de lo tradicional (más a las afueras)...
...a los edificios del centro. Ciertamente que no son los rascacielos de Tokyo, pero aún así me pareció que, para la población de la prefectura, la cantidad de edificios denota el mayor desarrollo económico a comparación de muchas de las ciudades latinas con población comparable.
Una de las sedes del gobierno prefectural, con la bandera de la prefectura (morada) junto a la nacional.
Nos estacionamos aquí, en un estacionamiento público al que accedimos mediante un callejoncito.
Al estacionar Hiroko su carro, algún sensor se activó y un mecanismo atoró el carro en su lugar, de modo que actúa al mismo tiempo como protección contra robo y como garantía de pago.
Nuestro primer destino estaba justo junto al estacionamiento. Entramos a una de las típicas calles comerciales cubiertas que pueden verse en ánimes; esta en particular se llama Oomote-cho.
No había muchos negocios abiertos, dada la proximidad de las festividades, pero algunos no cesaban operaciones.
En este juego hay que tratar de hacer atinar un cilindro de metal dentro de unos hoyitos. No es tan sencillo como parece.
Tiendas de otakus!
Me quedé con ganas de estos...
Esto es una tienda departamental llamada Tenmaya. Es similar en concepto a Mitsukoshi en Tokyo.
Henos aquí recorriendo los pasillos del sótano de dicha tienda.
Donas de mochi. Nos comimos un par.
Los restaurantes y sus comidas estáticas en los aparadores.
Esto es una tienda de dango; son unas bolitas de pescado relleno, acomodadas en forma de brocheta.
La dona que compramos estaba congelada... hubo que esperar un poco a comerla (hacía frío).
Hasta los autobuses son limpios, carajo, y llegan a su hora.
Esta es otra cadena comercial, dedicada a "curiosidades". Vende muchas cosas útiles... y algunas no tan útiles.
En Japón también hay Fantas.
Seguimos recorriendo el centro de Okayama.
Un parquecito.
Me agradó el diseño de este mapa de Japón.
Esta es otra calle comercial, contigua al redondo edificio del Okayama Symphony Hall.
Se iba haciendo de tarde y había que ir regresando.
Pero teníamos hambre, así que pasamos por Chococro, un café que Hiroko me recomendó y que también es una cadena comercial.
Buen café y pan calientito para el frío.
Para cuando salimos, ya había anochecido, así que ya no salieron muy bien iluminadas estas estatuas alegóricas al cuento de Alicia en el País de las Maravillas.
Más mapas.
En el estacionamiento, un perro intentaba venderme cigarros.
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