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16 oct 2011

Sintonizando misas por internet

Heme aquí, tratando de sintonizar la misa por internet, como hago de vez en cuando, en esas ocasiones en que me doy cuenta de que se me ha pasado la hora de la última misa de la parroquia cercana. Quizás haya alguna misa más tardía, pero no me late explorar terreno desconocido, a pie, estando en la oscuridad y en este clima de inseguridad.

Tengo entendido que, sin embargo, ver una misa por internet no tiene validez, ni siquiera si es streaming. Pero por lo menos, así no me pierdo de la Palabra y de la interpretación de un sacerdote. Ahora bien, eso mismo le da una ventaja interesante: como estas misas son varias y son emitidas en diversos lugares del mundo, es posible obtener un punto de vista diferente, adecuado a la realidad que mira otro pueblo de la Tierra, que a fin de cuentas es otra faceta de nuestra propia realidad.

A los católicos que anden de viaje, les sugiero fuertemente se animen a visitar una misa en ese lugar. Quizás se topen con sorpresas: la primera, que no obstante desconozcan el idioma, podrán seguir la misa, porque a fin de cuentas es fundamentalmente la misma en todos lados; la segunda, que la manera de llevar la misa, de cómo se comporta el pueblo, e inclusive los modismos particulares del rito en esa parte del mundo, les llevarán a un acercamiento particular sobre la manera de ser de esta feligresía: en ese templo, en esa ciudad, en ese país.

Captar esos matices enriquecerá también la experiencia de viaje y les ayudará a fortalecer su fe, en la conciencia de que no obstante haya pueblos tan diferentes, al final podemos compartir una misma fe. También, creo yo, puede contribuir a hacernos más abiertos ante las diferencias de las personas que no conocemos, al darnos cuenta de que es más lo que compartimos que lo que nos separa.

Y volviendo a lo de la misa por internet: he aquí algunas opciones, por si se ven en apuros como yo.

10 abr 2008

Hoy seguí despertando.

Hoy soñé que estaba en una iglesia bien bonita. En una misa, o eso parecía. Hasta enfrente.

Vi al padre, a mis papás, a la que se supone que era mi novia, que es una amiga que sí tengo, pero que no es mi novia, ni me gusta, ni nada. Y en el sueño, igual la miraba y tampoco me gustaba.

El sacerdote (que no conocía), en algún momento, detuvo la ceremonia porque le faltaba algo. Y como no lo encontraba, ni nada, mandó todo al carajo, así que todos salimos y todo el mundo comenzó a platicar como si nada.

Yo no conocía a nadie ahí, excepto a mis papás y a mi amiga que actuaba como mi novia, aunque en realidad ni eso, porque se fue y ya no la volví a ver, ni me preocupó.

Estaba en la iglesia, pero no veía a Dios, ni lo sentía, ni nada. Era como si nada especial hubiera pasado.

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Me desperté pensando en eso. Quizás mi psique me está diciendo algo. No, no quizás: me lo dice. Si realmente viviera mi fe, quizás habría soñado otra cosa, quizás habría sentido otra cosa en el sueño.

Pero siempre me queda la esperanza... a la que tuve que recurrir, filosóficamente. En esos momentos en los que no sientes nada más allá, es bueno recordar por qué haces lo que haces. Súbitamente me cuestioné si realmente creo en Dios y qué implica eso.

Así fue como me sentí mejor. La fe mueve montañas... el amor mueve corazones. Y yo me quiero mucho, y Dios me quiere mucho, y yo también quiero quererlo, y quiero seguir intentando conocer y vivir mi fe.

Por eso hoy llegué tarde a Ingenio, más tranquilo y con un abrazo líquido (de mí para mí) en forma de un vaso de café moka.

7 abr 2008

Creí que lo había escuchado todo

pero no. Los vecinos tienen puesto, a todo volumen, reggaetón cristiano.

Lo peor de todo es que me gustó. Pero no le digan a nadie.

Tengo una serie de cosas que iré posteando a su tiempo. Gracias por esperar. ^_^

16 sep 2007

P.

Creo que a P. lo conocí cuando era novio de O., quien es parte de la "vieja" generación del coro de mi parroquia. Los del coro pasamos mucho tiempo juntos, compartiendo vivencias, de modo que es natural que, ya egresados, permanezcan los lazos de amistad, aún si solo nos vemos en los cumpleaños.

P. y O. se casaron y los otros ex-miembros del coro tal vez se acercaron más a ellos, pero al menos yo los seguí viendo en los cumpleaños. Lo que sí es cierto es que mi imagen mental de ellos es de cariño; si bien ambos con una personalidad callada, reservada, eso no quiere decir que no estaban contentos.

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El martes pasado, como a las 10:00 am, estaba como de costumbre en mi escritorio, en Ingenio, cuando Krystian y Melissa me preguntaron si quería algo de la cafetería. "Pues vamos", les dije. Estaba algo caluroso ya a esa hora.

Recorriendo el camino hacia la cafetería principal del CETYS me llegó un mensaje de M., otra de mis amigas del coro... un mensaje, por lo menos, inusual.

- "¿Qué pasó?" - reaccionaron mis amigos.
- "...me mandaron un mensaje. Falleció un amigo."

El día habría sido muy bueno de otra manera.

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A las 8:00 pm paso por otra de mis amigas del coro, quien vive a un par de cuadras de mi casa.
- "¿Qué fue lo que le pasó? ¿Tú sabes algo?" - le pregunté en cuanto se subió al carro.
- "Parece que ya traía complicaciones del hígado. No le coagulaba la sangre. Como que tuvo una hemorragia interna..."
- "..."
- "Según me dijo A., lo internaron desde el viernes."
- "Al menos no fue tan repentino", me dije. "O. habrá tenido un poco de tiempo para hacerse a la idea."

Llegamos al velatorio para encontrar a mucha gente y entre ella, a O. desconsolada. Impresionantemente desconsolada... llenamente desconsolada.

Poco a poco fueron llegando los demás. A., su mejor amiga y mi comadre (O. y yo fuimos padrinos de bautizo del primer hijo de A.) había estado con ella durante la tarde. "Eran una pareja muy compenetrada", me comenta. "Siempre los veías juntos."

Los amigos nos fuimos congregando y estuvimos ahí un rato. Fue una reunión, no por predecible, menos extraña. Al cabo de un rato, resolvimos pedir permiso a O. y tras acceder, cantamos; afortunadamente llevaba mi guitarra. Fue un canto dulce, de alabanza, de tranquilidad, pero no suficiente... no todavía.

Mi recuerdo más profundo de esa noche fue acercarme a O. cuando estaba frente al féretro de su marido. Ella no lo podía creer; no tenía que decir nada para expresar cuán profundamente deseaba levantarlo, sacarlo de ahí, llevarlo a casa a cenar lo que él le gustara e irse a dormir como todos los días. Quizás aún tratando de aceptar que eso ya no se podía, si bien la semana pasada había estado tan normal como siempre, O. lo besó a través del cristal. Ambos sabían que la enfermedad crónica de P. podría cobrar su vida, pero ¿tan pronto?

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Ayer sábado no alcancé a llegar a una de las misas que se ofrecieron en favor de P., pero sí alcancé a estar con los que iban saliendo. O. se veía más recuperada... no diré más optimista, pero sí fue capaz de aceptar y hacer bromas. Estuvimos en el atrio de la parroquia un ratito, junto con su familia, y cuando nos íbamos comenzó a llover. "Ay, comadre, está lloviendo; de seguro porque no te bañas." "Usted fue el que no se bañó, ¿verdad, compadre?"

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A P. lo conocí poco. Solo lo suficiente para saber que sí fue una buena persona, que quería fervientemente a O., y eso me basta. Yo seguiré rezando por él esta semana (ahí si me quieren hacer el paro), pero también por O., porque necesita recuperarse, levantarse... seguir su vida.

Lo que sí es cierto es que solo Dios sabe por qué hace las cosas. Un argumento por lo menos débil para quienes no creen en Dios (o quienes creen en que no hay dios, más exactamente), pero potente para los que vivimos en la fe, siempre que confiemos en que Dios tiene un buen camino para nosotros... por muy torcido que pueda parecer a veces.

9 abr 2007

¡Felices pascuas!

Como cristiano, esta fecha significa mucho. Simplemente, es la razón más grande que tenemos para celebrar (sí, más que Navidad).

Para los no cristianos, me imagino, de cualquier forma la historia de Jesús el Nazareno debe ser interesante y hasta edificante... incluso si ya nos sabemos el final.
En lo particular, me parece muy cura el "pretexto" que se inventaron los anglosajones para festejar Pascua de la manera más religiosamente neutra y comercialmente explotable posible: el Conejo de Pascua. No estoy en contra de él; de hecho hasta los sacerdotes suelen regalar huevitos a los niños acabando la misa (ahora no alcancé U_U').

Pocas veces me tocó jugar a encontrar los huevos de Pascua; digamos que esa tradición llegó tarde a mi familia. Sin embargo, cuando niño, siempre disfruté de hacerlo; más tarde me tocó ayudar a mis papás a esconder huevos para cuando llegaran mis sobrinos a la casa... estoy hablando de hace ya varios años.

Hoy por hoy, como informático y geek, prefiero otros huevos de pascua.

Un abrazo y ¡feliz Pascua! (Sí, se vale abrazar y felicitar por Pascua.)