Fuiste tú

Hoy desperté y sentí, "el día de hoy será importante".

No esperaba, realmente, que sucediera lo que iba a suceder.

Presentía algo, sí. Estaba yo todo confundido. Analítico. Algunos de mis más cercanos amigos, a quienes vi el fin de semana, lo notaron. Me alentaron. Me di cuenta de que vale la pena seguir, arriesgarse.

Pero no fueron ellos.

Fuiste tú.

Ya no me da miedo pensar que, tal vez, hubiese sido una fugaz iluminación... o que mi rol en tu vida era, simplemente, asesorarte como un amigo, ayudarte a superar un corazón roto. Viniste a mi casa, invitada a comer; llegaste y la chispa revivió como el miércoles pasado. "Química", le llaman.

Yo prefiero llamarle providencia.

Y de repente todas las canciones de amor cobran sentido. Ni siquiera el reggaetón puede molestarme... le hallo baladas al zumbido de una abeja.

Volteo, estás tú.

A mi lado.

Frente a mí.

Llevo tu abrazo en mi cuello, como una bufanda contra el frío de la incertidumbre. Una bufanda que no quiero quitarme jamás. Llevaré el sabor de tus labios en los míos, tu mirada en la mía. Te llevo a ti, quiero tu esencia, quiero conocerte y saber qué me entorpece, qué me llama tanto en ti que no puedo pensar en otra cosa.

¿Qué hiciste para entrar tan rápido en mi vida? ¿Qué hice yo para entrar en la tuya?

No sabemos. Pero hay algo que, ahora, sin miedos, puedo decir...

te quiero. Eres la respuesta a mis plegarias. Eres eso y mucho más de lo que ahora me imagino, y no puedo esperar a seguir descubriéndote, conforme vayamos conviviendo, nos vayamos acompañando, conociendo a nuestros mutuos amigos, compartiendo momentos que siempre se harán cortos.

Hoy no fue un día importante, porque el calificativo se queda muy corto.

Porque hoy descubro que te quiero.