Afterparty

Anoche soñé muchas cosas. Cuando duermes de las 3:45 a las 11:30 am no suelo soñar tanto, pero mi subconsciente quería reinterpretar tantas cosas.

Era la mañana del sábado. Fue un día de trabajo, quizás más que el viernes. Me di cuenta de que mi carro con refri se está calentando... afortunadamente no se quedó parado, y me permitió hacer los viajes necesarios. Fui a llevar a Odette a tomar fotos con un cliente para un sitio en construcción; a llevar una factura; luego, por Hugo, con quien tuve una junta de dos horas mientras Odette tomaba fotos a ciertos productos, para lo cual se improvisó su propia caja de luz ^_^. Tras de eso y de dejar a Hugo (y darme cuenta que mi semana está llena de chamba), Odette y yo comimos en el Sushi Villafontana... me extraña que su novio, que es muy buen compa, se haya portado tan celoso, pero parece que no es cosa nueva. Ni hablar. Fue agradable platicar con mi querida amiga. Pero nada de esto trascendió para mi sueño.

Sábado en la tarde. Llega alguien de visita, un amigo de la familia... sobre todo de mis papás. Mis papás llegaron bien de sus vacaciones; llegaron el jueves en la noche, como se pronosticaba, dando fin también a mis vacaciones, jeje. Pero les hice entrega de una casa relativamente bien cuidada y mi convicción de que ya puedo ocuparme de sostener la mía propia ^_^. Pues bien, a partir de entonces mis padres reciben visitas y telefonemas. Y es que cada que van al sur, mis papás traen cargando curiosidades, anécdotas y los problemas de la familia. Una de mis tías, por ejemplo, que vive en Reynosa, está en extremo deprimida; quiere abandonarlo todo e irse a un asilo... y mi mamá al rescate (eso pasó hoy). Esta vez también trajeron mercancía de un negocio que creo que ya había comentado y que luego ahondaré en eso. Al amigo de la familia le vendieron ya, de hecho. Pero nada de esto fue tan trascendente.

Sábado en la noche: ¡bloggerreunión! Había agendado con Pola para llegar juntos; de esa manera habría chance de platicar. Para mí fue relevante, porque: a) tenía muchas ganas de volver a vivir esa experiencia; b) sería oportunidad de conocer a nuevos bloggers; c) sería la oportunidad de encontrarme con cierta persona.

[Hago un paréntesis para referirme a la reunión en sí: ¡gracias a todos! Neta que yes. Marcos (y su familia) rifaron con su hosting... igual que Kamelie con su ronda de botanas... y cómo ignorar que Badbit queda oficialmente consagrado como "el bloguero que pregunta de dónde viene tu nick" =D jaja! Je, y en el pintamonos, ¡GANAMOS! We rule ^_^. Me la pasé muy, muy, muy chilo, aunque no haya alcanzado piña colada =P jaja! No tengo fotos porque, obvio, mi cámara, bien gracias =P].

Luego de la reunión, fui a darle raite a Pola y "acompañamos" a Kamelie hasta la UABC, lo cual nos dio chance de platicar sobre aquello que a fin de cuentas sabía que sería relevante. Sin embargo, creo que... estuvo bien. Algún día, si Dios quiere, todo pasará y volveremos a ser amigos, y ya.

En la noche, pues, soñé muchas cosas. De mi sueño, que fue largo, solo recuerdo con certeza que de repente me hallé en un estado lamentable... y con eso me desperté. Pero no era hacia ella... ella no apareció en mi sueño. Era hacia mí mismo, y el estado de las cosas como están ahorita para con mi corazón.

Hoy... me toca hacerla de adulto. Mis papás han estado comiendo y durmiendo y viendo la tele. Yo quise ir por comida; fue china, del Lucky, como les gusta a mis papás; no quise comer demasiado. Hoy hubo chilaquiles para desayunar, como todos los domingos, y como todos los domingos, me los comí tarde; de ahí que haya comido poco.

¿Deprimido? Pensativo. Ahora mi subconsciente por fin pudo procesar lo que siente: verla fue benéfico para sacarlo. Necesito curarme... es decir, necesito seguirme curando.

Sí, sí me siento solo; me siento como que me pesa y todo. Pero poco a poco, vuelvo a recordar que por ahí pulula una persona, que ya está viva, que en este momento bien puede estar comiendo o durmiendo o en misa o besándose con alguien o trabajando o lo que sea. Bien podemos conocernos ya, o no. Pero ella existe; está viva. A ella le corresponde mi pulsera, la que porto en mi brazo izquierdo. En el momento en que venga a reclamarla, esa mitad de mi vida que llevo buscándola habrá tenido sentido: todos esos tumbos, descalabros, levantadas y aprendizajes, habrán valido la pena, porque habrán servido para hacerla feliz... y viceversa.

Por lo pronto, sin embargo, me toca seguir siendo feliz a mí. A veces, aunque trabajo casi a diario, casi a cualquier hora, siento como si estuviera de vacaciones. Realmente, esta es una etapa de la vida muy disfrutable.

A ti, que te enfrentas a tus miedos, pero buscas salir adelante... sigue así, creyendo en ti.