27 ago 2006

El tren Blogger. Estación Twisted Faerie

Algo curioso sucedió. Resulta que este tren, el de la línea verde, vuelve a pasar por Memories of a Camera y luego por TheHeroes. En esa estación se subieron un par de señoritas. Una de ellas tenía una guitarra al costado (¡cómo abunda la gente con guitarras en estos parajes!); la otra vestía de rosa con negro y era pelirroja. Se sentaron frente a mí, pero me dio un ataque de timidez y no les hablé. Preferí que el tren siguiera corriendo.

"Estación Twisted Faerie. Estación Twisted Faerie", se escuchó por los altavoces al poco rato. El tren salió a la superficie y estamos cruzando una especie de bosque. Se siente un ambiente raro... como de... película de Walt Disney cruzada con una fuerte dosis de sarcasmo... algo así como un hermoso apocalipsis.

La estación se ve al fondo. Al frente, un tipo enano
llamado "Frodo" insistió en salir en la foto.


En efecto, nos acercamos a la estación y, bueno, es al aire libre; es como un invernadero. Se ve todo, hasta las copas de los árboles y más allá, el sol y la luna al mismo tiempo. Pero lo más interesante es cuando la tipa de la guitarra se levanta y sale antes que yo; entonces, para mi sorpresa, de su espalda salen cuatro alas cristalinas y ¡se va volando! Me doy cuenta de que todos los que se bajan aquí hacen eso. Ok, pero yo no soy un hada... y esta estación solo tiene ventanas, pero NO PUERTAS... ¿por dónde se sale de aquí? U_U'

"Oiga, señorita, ¿dónde está la puerta para humanos?"
"¿Para humanos? Hmmm... no, yo creo que está usted equivocado."
"¿Cómo equivocado? Yo soy un humano; quiero salir de la estación. ¿Por dónde salen los humanos?"
"...a ver si lo hago entender, señor. Mire, ¿qué dice ahí, en el nombre de la estación?"
"Pues, el nombre: 'Twisted Faerie'".
"Ajá. O sea que aquí todos somos hadas, o hados. ¿Usted es hado? No, ¿verdad? ¿Y hada?"
"¡Pues menos!"
"Exactamente. Entonces ¿cómo se le ocurre bajarse del tren en una estación que es solo para hadas? Ay, señor... pues mire, el otro tren llega como en 20 minutos; a ver si encuentra algo qué hacer por aquí, porque de plano no va a poder salir. Con permiso, ¿eh?"

Y se va. Y me deja valiendo.

Me quedo sentado en el piso de loseta. Este lugar es hermoso... pero es una gigantesca vitrina sin otra salida. Claro que no voy a salir por las vías; están electrificadas... y tengo hambre; afuera hay un día hermoso y no puedo aprovechar mi visita al bosque... dejo escapar un quejumbroso "chuu".

En eso, alguien se acerca. Es otra hada, que acababa de llegar al otro andén. Volando, cruza las vías. "¿Dijo usted 'chuu'?", me dice. "Sí; así decimos en mi pueblo cuando algo sale bien, o sale mal, o simplemente no sale..." "Ah, usted quiere salir, ¿verdad? Pues mire, solo porque dijo 'chuu' lo voy a ayudar."

En un santiamén, quedo cubierto de polvos mágicos y ¡puf!, estoy afuera. Afuera en un bucólico bosque que nada tiene que ver con una ciudad. Las hadas (de tamaño humano, por supuesto), revolotean algunas por las copas de los árboles; otras caminan. Me ha quedado polvo... um, se me mete en las narices... aaah... ¡achú!

Estornudo, y una ciudad aparece ante mí. Realmente, las hadas revoloteaban entre edificios construidos en los árboles. Ahora más bien camino por una vía por donde no hay automóviles (tal vez aquí de plano no funcionan). En las vitrinas veo una tienda de fans de J. R. R. Tolkien, con todos sus libros escritos en el idioma de las hadas.

Otra cosa que veo es farmacias por doquier. Muchas hadas salen de ahí con pócimas mágicas; alcanzo a escuchar vociferaciones en idioma de hadas (como sigo impregnado de polvo mágico, lo entiendo: "¡No me vuelva a vender esta porquería de pócima!") Una agencia de viajes construida en un roble tiene anunciado un viaje a un "lugar mágico" llamado Finisterra. Hay una estatua de madera con la efigie de Xena. Y así las cosas... pero yo tengo hambre... ¿pues qué se come aquí? No veo ni un solo restaurante.

Lo que sí vi tras un rato fue una horrible y gris bodega en un claro, desentonando por completo con el resto del paraje. Era la hora de cambio de turno: hadas motivadas entraban, hadas desmotivadas salían. Muchos "chuu"s alcancé a escuchar...

"Disculpe, señor, ¿por aquí hay algún lugar para comer?"
"Usted no es de aquí, ¿verdad? Aquí solo comemos ambrosía."
"Amb... ¿qué? ¿No tienen comida para gente?"
"¡Por las diosas! O sea que las hadas no somos gente, ¿verdad? Para usted, no somos gente. Pues sépase que la ambrosía se consigue en lo alto de los árboles y de todas formas no le va a gustar, fíjese."
"¿Y por qué no? Me muero de hambre..."
"Pues porque no es alimento para gente. "

Me sacó la lengua y se fue. Carajo, todas las hadas parecen ser iguales.

Sin poder entrar a la estación, estoy varado aquí por un rato... chuu... a sentarse en la hojarasca. "No les haga caso, Señor Fernando; así son todos los que salen del trabajo." WHOA! ¡Una voz detrás de mí, y me conoce! Me paro de inmediato y me pongo en guardia. Una señorita encantadora, con grandes alas y vestida de verde, se presenta como la hada Gilda. ¿Que cómo sabe mi nombre? Ha visitado mi estación, dice.

Me dice que las hadas realmente no son así. Que hay que conocerlas por dentro; realmente son encantadoras. Me cuenta que les encanta tener aventuras; dice que si la gente no cree en ellas es porque a veces dejan las cosas a medias, pero eso es solo porque están muy ocupadas - ¡hay tanta gente y tan pocas hadas! "Con razón trabajar les deprime; es mucha carga". "Ah, no, eso es aparte", me dice Gilda, sonriente (y sarcástica a la vez). "Nada como las vacaciones. Ah, y odiamos los viernes." Yo debo reconocer que, de todas formas, a veces el mundo es lo suficientemente absurdo como para que las hadas se incomoden ante nosotros... pero se me ocurre otra cosa: "¿Y por qué no se dejan ver, y ya?" "Porque no nos gusta que nos espíen, claro."

De repente estamos tomando té en lo alto de una habitación circular, toda de madera. Me dice que me llevará a la estación cuando sea el momento..

Gilda me dice que si un hada se pasa de sarcástica conmigo, mi recurso puede ser mencionarle una palabra secreta que comienza con "c" y termina con "r"; por respeto a ellas no la menciono ^_^. En el momento en el que la escuchen, una memoria residual en todas las hadas las deprimirá y terminará su ataque.

Sin embargo, y como no puede dejar tan vulnerables a todas las hadas... también me revela que hay otra palabra, el nombre de un mes, que tendría el efecto contrario: fortalecer a las hadas y dejarme a mí (y particularmente a mí, ¡qué diantres!) en un estado vulnerable... por causa de otro recuerdo residual. "¿Verdad que es así?", me dice. "Ya no tanto", le digo. "Cada vez menos."

"Me da gusto. Todos tenemos que salir adelante y disfrutar la vida", me dice ella. "Usted va saliendo adelante. Echele ganas, joven Fernando. Que ya no sea un terremoto para usted."

De repente noto que este viaje tiene mucho más sentido que el turístico... que todo sucede por algo... y que por algo quedé varado aquí. Tal vez era necesario. Tal vez es una de las razones por las que tanta gente se sube al tren Blogger y recorre frecuentemente sus estaciones, conoce gente, se transporta a mundos. Tal vez porque dejamos algo de nosotros y recogemos algo de los lugares que visitamos, y así vamos creciendo.

Tras de una agradable charla (donde me convenzo de que debo regresar para conocer este lugar más a fondo), mi anfitriona sopla sobre mí y estoy de nuevo en la estación, y el tren está cerrando sus puertas... ¡apenas y si alcanzo a entrar!



¡Váaaamonos!


5 comentarios:

marisol dijo...

Ah que bonito esto se pone cada vez mejor :)

joe dijo...

T_T oooohhh, chuuuuuu!!!

es todo esto una bella alterativa de la vida. cielos... ud. me sigue sorprendiendo.

Marcos Legaspi dijo...

a veces siento que hablas de cosas que ya he leido, muhaha.

Fernando Hurtado dijo...

ese tren se hace mas papular cada dia..

twisted faerie dijo...

ah, demonios! fernando para presidente!

pd: chuuu