Nuestro siguiente objetivo en la última tarde del 2011: subir a la Torre de Kyoto.
En la base de la torre hay tiendas de souvenirs; creo que en pisos superiores hay un hotel.
Café au lait, cómo no.
La torre entera tiene un dejo vintage que no puede con él. Simplemente vean esos elevadores.
En la cápsula de la torre nos recibe esta escultura de una maiko.
A través de los binoculares alcanzo a ver las oficinas centrales de Nintendo. Pero creo que no salieron en la foto.
Justo abajo de nosotros se extiende la inmensa estación central de ferrocarril de Kyoto.
La vía del shinkansen.
Los templos de las montañas al este; algunos de ellos los visitaríamos al día siguiente.
El templo Nishijin, otra de las sedes de una de tantas ramas del budismo japonés.
Esplendorosas montañas al norte. Hacia el sur se alcanzaban a ver, muy a lo lejos, los altos rascacielos de Osaka
Un mapa de la ciudad, cómo no.
Este aparato es una estación meteorológica.
A la izquierda de la foto, justo al pie del bosque, hay una inmensa estatua de Buda frente a una pagoda, ¿la ven?
Y que pasa el shinkansen de repente.
Taxis ordenadamente esperando frente a la estación.
Nos tomamos una foto con la efigie de "Tawawa", la mascota de la torre.
Aparentemente hay una "asociación de torres japonesas".
Bajamos de nuevo a las tiendas de souvenirs.
Y de ahí, por fin a ocupar nuestro cuarto, de vuelta al hotel.
El concepto es el de un cuarto japonés: en el piso todo tatamis, el mobiliario es el mínimo necesario.
En un armario están los futones y las cobijas.
El té y los artículos de higiene (en las bolsas verdes) son de cortesía.
A las japonesas les cayeron muy bien las bolsas de botanas mexicanas.
Algunos libritos turísticos para préstamo.
ESTO. El grifo gira hacia un lado o al otro para servirle ya sea al lavabo o a la tina. Alta eficiencia, pues.
En la recepción del hotel venden café, té, jugos y cerveza.
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En el próximo post: el templo Higashi Honganshin y la estación de Tokyo.
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