Hoy ha nacido el primer hijo de mi mejor amigo, Roberto. Robertito pesa 3.3 kg y mide 50 cm. Su mamá, Anel, ha regresado a ser tan flaquita como siempre. El nacimiento del niño ha dejado una secuela de felicidad en la cara de los padres... y... algo muy extraño en mí.
Lo vi y de repente me dio por pensar que, si Dios quiere, me tocará verlo crecido y decirle, "yo te vi el día en que naciste; estabas así de grande y tenías las orejas de tu papá... se notaba que ibas a ser inteligente."
Y luego pienso. ¿Cuál será el porvenir de este niño? Indudablemente bueno; tiene unos papás excelentes. Pero, ¿cómo será? Hay tanto por escribir.
Nuestras vidas son como grandes tejidos cuyos hilos al principio están todos desparramados, pero conforme se va tejiendo nos damos cuenta del color de los hilos, la textura, la trama que van tomando... y los papás ponen la base del tejido; luego, poco a poco, uno va tomando forma y es uno quien finalmente toma el control del tejido mismo y se descubre tal como es.
Hoy en día, veo a Robertito y veo también como si estuviera al centro de una soleada plaza desde donde parten todos los caminos. Tanto para descubrir, para crecer. ¿En qué se convertirá, exactamente, este niño en el futuro?
No sé, pero será excitante descubrirlo. Bienaventurada la vida nueva.
Muchas congrats ^_^
1 comentario:
este post me gustó (mil)
Publicar un comentario