Colores para sentirse ¡mexicano!

Viernes.

Terminó la última junta de la semana y me escapé.

Me largué de ver la fila impresionante de correos. Me fui; no me encadené a mi silla por el resto de la tarde. Conducí siguiendo los colores del atardecer.

Siguiendo puentes y caminos, fui a parar al Centro Estatal de las Artes (CEART). Me bajé y enfilé hacia la galería... y experimenté una riqueza visual como hacía tiempo no me sucedía.

Es la exposición itinerante "La leyenda de los cromos", que expone las pinturas originales de muchos calendarios que adornaron las casas de nuestros papás y abuelos. En ellas, la magia del color se funde con actitudes que toman un fuerte tinte nacional (y nacionalista), enzalsando nuestras raíces y su folclor, su alegría e incluso hasta los contrastes y contradicciones de nuestra historia, todo romanticizado en gestos gallardos, coquetos o jubilosos.

Me encantó ver a La Madre Patria, representada como una hermosa y joven mujer, a veces etérea, pero siempre real y gallarda, portando una gigantesca bandera mexicana. La Patria guía a los revolucionarios y ciñe sus sienes de oliva. La Patria se presenta una y otra vez en cada rostro de mujer con rasgos mestizos.

De hecho, la mujer parece ser el centro real de la obra pictórica expuesta en los cromos. A pesar de ser la nuestra una cultura patentemente patriarcal, es la mujer quien se muestra en estos cuadros, en prácticamente todos ellos. La mujer gallarda, la protopatria azteca, consumando su amor con caballeros propios (Iztaccíhuatl) o españoles (La Malinche); la mujer que vive su fe católica, consumada en la mismísma Virgen María de Guadalupe; la mujer alegre, sencilla y enamorada de los pueblos, donde se vive tranquilo; la mujer en las multitudes, gozando del jolgorio popular de la fiesta patronal o del desfile del 20 de Noviembre.

Por supuesto que los calendarios para los que fueron hechas las pinturas, a veces, eran patrocinados por marcas comerciales. Así encontramos a hermosas pinturas que realmente son anuncios de marcas como Royal Crown Cola o la cerveza Corona... verdaderos comerciales, sí, pero sin perder ese toque gallardo y de jolgorio.

Y está el otro extremo de las imágenes: las jocosas, las divertidas, las atrevidas. Personas gozando del canto y del baile; mujeres vestidas atrevidamente (para la época al menos); retratos del deporte y del humor popular, para culminar con ficheros de películas de la época.

La exposición cierra de nuevo con la Patria, como culmen y centro de la historia, presentando, a manera de conclusión, lo que tal vez sea su retrato más vivo e impactante. Aparece, pura y excelsa, junto a un niño pequeño... pero, más que cuidarlo, es ella quien es guiada, a ojos cerrados, por el niño con el futuro en sus ojos y el saber bajo el brazo. Una invitación para llevarse a casa y volver un poquito más recreados, coloridos y orgullosos de ser mexicanos.

La exposición se iba a ir el 31 de agosto, pero a la fecha sigue ahí, no sé hasta cuándo, pero probablemente no mucho tiempo (tal vez Kamelie sepa más que yo sobre esto). Si quieren ir a visitarla, la entrada es libre... se las recomiendo bastante.