Como de costumbre, estoy enfermo para estas fechas; no ha sido agradable (y al mismo tiempo sí; qué curioso) que otros hagan labores mientras yo me la he pasado en cama. Por eso, hoy decido salir.
Hace rato que no me subo al tren, por diversas circunstancias. La estación sigue orgullosamente en servicio; mucha gente usa el servicio estos días, con lo de las compras navideñas y eso. Hoy, muchos visitarán a sus familias. Yo también...
Sin embargo, antes de irme, hago memoria de todos los lugares maravillosos que tuve la oportunidad de descubrir esta año, y de todos los que me faltan. Quizás la desidia me ha mantenido fijo en este lugar, o quizás fue el exceso de trabajo; ya ni me acuerdo. Lo que sí es que he hecho muchos amigos que quiero volver a ver.
En esto estaba pensando cuando un hada de la nieve sopla sobre mí, con un aliento frío y cálido a la vez, y se materializa en mis manos una sencilla invitación que dice:
Posada del Tren Blogger
Estación sgenius
Hoy, 12:00 pm
Invitación personal
...válgame... pues, sí, justo en esto estaba pensando...
- - -
Pues total que llego a la estación y al llegar muestro mi pase. La estación está toda adornada con nochebuenas, esferas de colores, campanas y guirnaldas. Hay cuatro arbolitos, dos en cada andén, con regalos que la gente va depositando (¿QUÉ? Nadie me dijo de traer un regalo...) En eso estoy cuando alguien me reconoce a la distancia: es el hada Gilda, en su traje verde (ahora resaltado con un abrigo rojo para la ocasión). "Bueno, señor Fernando. En primer lugar, feliz navidad", me dice, y me da el respectivo abrazo. "En segundo, antes de que lo piense, yo no tuve nada qué ver con la organización de todo esto; a mí me invitaron y pues aquí estoy." "Ja, ¿de verdad? Pues si fue un hada quien me invitó..." "Pues tal vez, pero yo no tengo que ver con todas las hadas del mundo; ¿qué sería de mí si así fuera? Nooo, con las que tengo en mis rumbos, son suficientes... En fin, bienvenido." Agitó sus alas y de repente ya estaba en el otro andén.
Lo siguiente que llamó mi atención fue un grupo de músicos que se preparaban para tocar. Vi la inconfundible guitarra Red Special y supe que se trataba de D'Vintage, el grupo que conocí en las inmediaciones de TheHeroes. Una vez más recibo un onigiri de parte de un niño, junto con un volante promocionando al grupo. Qué bien, habrá buena música. Oh, veo a alguien - o a algo - conocido ahí... um... mejor que no me vea; es nada menos que Kokomo, ese monstruillo que me quiere comer cada vez que me ve. Lo trae amarrado una chica de pelo negro y rizado que ajusta los controles del audio y, por lo pronto, está de espaldas; es buen momento para escabullirme. ¡Ouch!, no me fijé por dónde iba; perdón, señor... hey, tú no eres "señor", ¡eres una telemascota! "¿Te acuerdas de mí?" "Claro que sí, José; qué bueno verte." "Sí, me llegó la invitación y aprovecharé para retar de nuevo a Kokomo jugando a las cartas. Bueno, nos vemos." Mucha gente reconoce a José y hay quienes aprovechan para hacerle pedidos de telemascotas nuevas.
Me siento bien en este lugar; hay mucha gente conocida. Me doy cuenta de que existen muchos lugares a dónde ir... y también me doy cuenta de la variedad de cosas que me estoy perdiendo de conocer a fondo. ¿Cuándo abordaré de nuevo?
Llega un tren y se para en la estación... abre sus puertas y llega mucha gente con el ambiente de fiesta. Una muchacha bonita, elegante y con ojos inteligentes llega directamente a poner una esfera en el árbol más cercano. La esfera se convierte en una zarzamora cuyo olor se mezcla con el del pino y crean una fragancia única. La muchacha se pone luego a repartir libros. No es la única: un señor barbudo y de lentes ha llegado con ella; también tiene rasgos de persona instruida y de mucha alcurnia; también reparte libros, pero más gordos. Todos los libros van rematados con un moño y una campanita, muy navideños. "Hey", me habla la muchacha. "Yo te conozco; te vi que ibas pasando por una estación. Tú las recorrías, ¿verdad?" "Hum, sí, mucho gusto". "El gusto es mío. Mira, pasa por mi estación próximamente; cuando llegues me buscas. Tengo un favor que pedirte." Dicho esto, me entrega un ejemplar de su librito, que resulta ser "La Dama de las Camelias".
Un muchacho de rostro afable carga un regalo grandote y lo pone bajo del árbol. Trae junto con él un lector de CD-ROM y una bolsa de nachos (sin queso). Una pareja (que me parece conocida) trae camisetas de Jeremy; escuché parte de su conversación sin querer: "Creo que quedó bien el cambio de estación". Un muchacho de afro jugaba en una maquinita. Y así sucesivamente. La gente abundaba, conversaba, había un clima de algarabía. Una taxista conocida me saluda con un abrazo y me pregunta por su novio: "No lo he visto, pero a lo mejor José te puede decir. Pero, ¿cómo sabes que sé quién es tu novio?" "Porque te vi cuando nos viste y creíste que no te veía." "¿Eh?" Pero ya se había ido. Algo traía de diferente... ¡ya no traía lentes!
Lo siguiente que llamó mi atención fue un grupo de músicos que se preparaban para tocar. Vi la inconfundible guitarra Red Special y supe que se trataba de D'Vintage, el grupo que conocí en las inmediaciones de TheHeroes. Una vez más recibo un onigiri de parte de un niño, junto con un volante promocionando al grupo. Qué bien, habrá buena música. Oh, veo a alguien - o a algo - conocido ahí... um... mejor que no me vea; es nada menos que Kokomo, ese monstruillo que me quiere comer cada vez que me ve. Lo trae amarrado una chica de pelo negro y rizado que ajusta los controles del audio y, por lo pronto, está de espaldas; es buen momento para escabullirme. ¡Ouch!, no me fijé por dónde iba; perdón, señor... hey, tú no eres "señor", ¡eres una telemascota! "¿Te acuerdas de mí?" "Claro que sí, José; qué bueno verte." "Sí, me llegó la invitación y aprovecharé para retar de nuevo a Kokomo jugando a las cartas. Bueno, nos vemos." Mucha gente reconoce a José y hay quienes aprovechan para hacerle pedidos de telemascotas nuevas.
Me siento bien en este lugar; hay mucha gente conocida. Me doy cuenta de que existen muchos lugares a dónde ir... y también me doy cuenta de la variedad de cosas que me estoy perdiendo de conocer a fondo. ¿Cuándo abordaré de nuevo?
Llega un tren y se para en la estación... abre sus puertas y llega mucha gente con el ambiente de fiesta. Una muchacha bonita, elegante y con ojos inteligentes llega directamente a poner una esfera en el árbol más cercano. La esfera se convierte en una zarzamora cuyo olor se mezcla con el del pino y crean una fragancia única. La muchacha se pone luego a repartir libros. No es la única: un señor barbudo y de lentes ha llegado con ella; también tiene rasgos de persona instruida y de mucha alcurnia; también reparte libros, pero más gordos. Todos los libros van rematados con un moño y una campanita, muy navideños. "Hey", me habla la muchacha. "Yo te conozco; te vi que ibas pasando por una estación. Tú las recorrías, ¿verdad?" "Hum, sí, mucho gusto". "El gusto es mío. Mira, pasa por mi estación próximamente; cuando llegues me buscas. Tengo un favor que pedirte." Dicho esto, me entrega un ejemplar de su librito, que resulta ser "La Dama de las Camelias".
Un muchacho de rostro afable carga un regalo grandote y lo pone bajo del árbol. Trae junto con él un lector de CD-ROM y una bolsa de nachos (sin queso). Una pareja (que me parece conocida) trae camisetas de Jeremy; escuché parte de su conversación sin querer: "Creo que quedó bien el cambio de estación". Un muchacho de afro jugaba en una maquinita. Y así sucesivamente. La gente abundaba, conversaba, había un clima de algarabía. Una taxista conocida me saluda con un abrazo y me pregunta por su novio: "No lo he visto, pero a lo mejor José te puede decir. Pero, ¿cómo sabes que sé quién es tu novio?" "Porque te vi cuando nos viste y creíste que no te veía." "¿Eh?" Pero ya se había ido. Algo traía de diferente... ¡ya no traía lentes!
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Varias cosas pasaron esa tarde. Conocí a mucha gente; me di cuenta de que muchos pasaban por estos rumbos y de casualidad también veían lo poco que tenemos para ofrecer por estos lugares. Como a las 2 pm fue la hora de pedir posada: el staff del tren nos repartió velitas y la estación se oscureció como si fuera de noche. Un andén éramos los de fuera y otros los de dentro. Para cuando terminaron los cantos, la luz regresó y habían ya servidos sendos platos de comida navideña en mesas largas estilo Hogwarts. La comida estuvo bien amenizada con las rolas oldies de D'Vintage y uno que otro palomazo.
Pero yo seguía preocupado. Mi regalo. No traje un regalo. Seguro ya casi es la hora de abrirlos y nada. Así se lo dije a la persona que tenía al lado, una muchachita muy simpática con nombre de virgen y que también repartía libros. "Yo creo que sí trajiste", me dijo. "Mira, está muy sencillo. ¿Qué es lo que deseas para el resto de los visitantes en este día?"
Me puse a pensar un poco. "Supongo que... que esta navidad la pasen con sus seres queridos, rodeados de amor, de felicidad... digo, sin que suene a cursilería, pues a fin de cuentas, seas o no seas religioso, estas fechas son para eso, ¿no? Y pues, para los que sí somos religiosos, que Dios nazca en nuestros corazones y podamos utilizar bien este tiempo para buscar ser mejores... espera... creo que eso podría aplicar a todo el mundo."
En mis manos había un regalo con envoltura azul, del tamaño de una cajita de zapatos. "Ve, Fer, ponlo abajo del árbol", me dice la muchacha de mirada dulce. "Ya no te acongojes. ¿Ves?, sí traías regalo, pero no lo habías envuelto..."
Salí del andén con el estómago lleno y el corazón también. La nevada cubría la ciudad.
Muchas son las personas que tendría que mencionar para hacer completa esta mini-crónica imaginaria. Algunos ya se habrán "encontrado" en la narración. En el año que viene procuraré continuar, poco a poco, con estos episodios -- lo último que quiero es que alguien se sienta ignorado u ofendido. No sería justo siquiera intentar hacer una lista completa de todos porque lo más probable es que alguien se me pasará. Pero, si estás leyendo esto, también estuviste en la fiesta; eso es seguro. ^_^
En otras palabras, aprovecho este espacio para extender mi deseo de felicidad a todos mis visitantes, los regulares y los esporádicos, los que dejan comentarios y los que no, los cachanillas y los que no lo son, los amigos blogueros y mis amigos no blogueros que también me visitan.
Que Dios los colme de bendiciones y que esta sea, para ustedes, una noche de paz (como lo dice el villancico). Un GRAN abrazo.
Pero yo seguía preocupado. Mi regalo. No traje un regalo. Seguro ya casi es la hora de abrirlos y nada. Así se lo dije a la persona que tenía al lado, una muchachita muy simpática con nombre de virgen y que también repartía libros. "Yo creo que sí trajiste", me dijo. "Mira, está muy sencillo. ¿Qué es lo que deseas para el resto de los visitantes en este día?"
Me puse a pensar un poco. "Supongo que... que esta navidad la pasen con sus seres queridos, rodeados de amor, de felicidad... digo, sin que suene a cursilería, pues a fin de cuentas, seas o no seas religioso, estas fechas son para eso, ¿no? Y pues, para los que sí somos religiosos, que Dios nazca en nuestros corazones y podamos utilizar bien este tiempo para buscar ser mejores... espera... creo que eso podría aplicar a todo el mundo."
En mis manos había un regalo con envoltura azul, del tamaño de una cajita de zapatos. "Ve, Fer, ponlo abajo del árbol", me dice la muchacha de mirada dulce. "Ya no te acongojes. ¿Ves?, sí traías regalo, pero no lo habías envuelto..."
Salí del andén con el estómago lleno y el corazón también. La nevada cubría la ciudad.
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Muchas son las personas que tendría que mencionar para hacer completa esta mini-crónica imaginaria. Algunos ya se habrán "encontrado" en la narración. En el año que viene procuraré continuar, poco a poco, con estos episodios -- lo último que quiero es que alguien se sienta ignorado u ofendido. No sería justo siquiera intentar hacer una lista completa de todos porque lo más probable es que alguien se me pasará. Pero, si estás leyendo esto, también estuviste en la fiesta; eso es seguro. ^_^
En otras palabras, aprovecho este espacio para extender mi deseo de felicidad a todos mis visitantes, los regulares y los esporádicos, los que dejan comentarios y los que no, los cachanillas y los que no lo son, los amigos blogueros y mis amigos no blogueros que también me visitan.
Que Dios los colme de bendiciones y que esta sea, para ustedes, una noche de paz (como lo dice el villancico). Un GRAN abrazo.
6 comentarios:
Feliz Navidad!!!!!!!
jeje gracias por la felicitación.
y ojala pases por mi estación un día
yeah, que feliz navidad y año nuevo pases con tus familiares
luego me pones en la historia (y)
¡Gracias! Ya decía, este año estuvo lleno de fiestas decembrinas.
Muy amable de tu parte el invitarme, jajajajaj.
Saludos y un abrazo.
Pues acabo el verano y ya llega la navidad...espero que nieve y disfrutemos de una ¡¡¡Feliz Navidad!!!
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