Hace tiempo le decía a Óscar, uno de mis mejores amigos:
"Ingeniero, no se awite porque sus amigos están lejos. La vida es así: unas personas van, otras llegan. Es un proceso natural."
Pero estaba equivocado. Si bien es cierto que vamos conociendo a mucha gente a lo largo de la vida, los amigos verdaderos nunca se van: se quedan en el corazón.
Es curioso cómo aquello que me unía originalmente con algunos de mis amigos, hoy por hoy, ha cambiado tanto que parece irreconocible. Innegable, pero pasado. Las circunstancias son diferentes: ya no compartimos lo que entonces compartíamos. Pero el amor queda: el aprecio, el respeto, las memorias.
Por eso, amigos a los que tiene mucho que no veo, para mí, siguen siendo realmente mis amigos. Mis mejores amigos siguen siendo mis mejores amigos. Así es conmigo. Quisiera pensar que así también es con ellos, pero aún si no lo es, no importa. Mi amistad sigue ahí.
Gracias, amigos míos.
1 comentario:
siiiiiiiiiiiiiiiiiii lo mismo pienso ^^ snif.....
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